Mes licuado



No sé muy bien por qué en general se tiene esa costumbre de hacer un balance del año cuando se acercan las fiestas, pero diciembre es un mes licuado, todo lo que venís procesando durante el año lo metés en la licuadora y el resultado es el dichoso y molesto balance. El sabor dependerá de los ingredientes que le agregaste mes a mes. En el trabajo todo el mundo está acelerado, con la sensación de que se acaba el mundo el 31, pero a la vez muchos están de buen humor, se quieren ir temprano para juntarse con ese amigo que no vieron en todo el año, pero que quieren ver antes de que termine. Otros se lo toman más caóticamente, y el orden de la agenda que se mantuvo hasta noviembre en diciembre parece irse al demonio.
Bueno, yo personalmente no lo vivo siempre igual, porque estos últimos años fueron muy distintos entre sí, pero la verdad es que mi pequeño balance mental da positivo y mi licuado sabe rico!

Adultaniña


Hace un rato venía caminando a casa y cuando estaba por cruzar escucho una conversación entre una nena, de aproximadamente 5 años, y su mamá:

Nena: ¿Pero no te molesta caminar así?
Mamá: Si Rocío, pero ¿qué querés que haga?, no puedo sacarme el barro de la zapatilla ahora, no es tan grave. ¿Ves?, ese es tu problema, ¡que hacés un mundo de las cosas!
¿...?

Figuretti de revistas

No quiero ver más a Lola Ponce en producciones haciéndose la diosa con unas remeras tres talles menos, escotes despampanantes y brillos! Digo, es linda, sí, tiene un lomo increíble, sí, pero...¿alguien la escuchó cantar?, yo no. Lo único que veo de ella es ese tipo de fotos tan poco espontáneas, las gigantografías en la que está en ropa interior en el medio de alguna autopista (no apto para cardíacos), o posando en eventos faranduleros con  la gráfica de alguna marca detrás. Basssta, no la quiero ver más!, es muy border!!. ¡¿Hace algo además de repetir patética e incansablemente que cantó y volvería a cantar para el mafioso gatero de Berlusconi?! ¿Cuál es el mérito?

En fin, me permito estas catarsis con alta dosis de frivolidad.

Amigas

La rutina, el trabajo, la fiaca, el sueño, el malhumor, la pareja, vivir a las corridas...todo eso pasa, nos pasa a todas. Pero qué bien hace verse con amigas.
Un consejo, una charla, compartir un momento, una tarde, una mañana, ir de shopping, encontrar una compinche para dejarse llevar por el glamour de una carterita de Prüne, reírnos de nosotras mismas, emocionarnos por los logros de cada una, chusmear hasta gastarnos, comer algo rico. Todo eso y más, pasa cuando vemos a una amiga, nos hace bien, nos alegra el alma y nos renueva.

Mejor es dejar de postergar y concretar, porque siempre podemos encontrar un rato para estar entre mujeres y compartir todo eso que tanto nos gusta.

Trogloditas


Hay tipos que ven una mujer arreglada y se creen que esa mujer es un simple pedazo de carne, como una res en exposición, que habla por default y, obviamente, no piensa.


El ferretero
Cuando entro a una ferretería, sea la que sea, el ferretero esboza una mueca de sonrisa irónica y me pregunta qué estoy buscando, mientras, seguramente en su pequeña cabeza piense, "qué sabe esta pendeja de cosas de ferretería". Si pido, por ejemplo una masilla tipo fastix para sellar la pileta que pierde, la pregunta de siempre es: "lo vas a hacer vos" ¿qué cuernos le importa?, pienso. "Sí", le respondo, y su mueca de sonrisa aumenta mientras se va a buscar la masilla. Peor si pido un tornillo, o un clavo, directamente se ríen y me preguntan "¿de qué medida?", sabiendo que no tengo la menor idea de las medidas de tornillo, y la verdad es que tampoco me va a cambiar la vida saber la medida de un maldito tornillo que compro una vez por año!!. Pero ellos se sienten los súper machos porque se saben todas las medidas de clavos, mechas, y toda esa parafernalia que tienen en su negocio. Y claro, está perfecto, si trabajan ahí lo tienen que saber.
Ahora,  si yo pregunto algo me tienen que responder como a cualquier mortal que está buscando algo que tal vez no conozca del todo, y al ferretero no tiene por qué importarle si lo voy a usar yo o mongocho! Les encanta regodearse en su machismo ignorante y divertirse cuando entra una mujer a su negocio.
Pero si entra un hombre ahhh, lo atienden con respeto y charlan cual compinches como si se chocaran sus panzas de casados, hablan el mismo código y se entienden, qué cuadro...

The Coto´s boy
El Coto donde hago las compras, se caracteriza por tener una verdura muy, pero muy chota, sin eufemismos, un tomate no es un tomate, es un envase rojo con sabor a nada, y las frutas son una lágrima. Además, se destacan por no tener cosas básicas, un día no tienen cebolla ¡¿cómo no van a tener cebolla?!, y si querés albahaca, rúcula o algo un tantito sofisticado, olvidate, sólo días excepcionales. Encima tienen el tupé de discriminar la verdura!, tenés calazaba común y calabaza "premium", cebolla a granel y cebolla "premium", lo mismo pasa con las papas y no sé qué otra porquería más, lo peor es que la única diferencia es que viene en una bolsita de red, por la cual ni siquiera podés ver qué estás llevando, pero te la cobran más cara, eso sí.
Bueno, esta semana mientras hacía unas compras en el Coto, no tenía ganas de irme hasta la verdulería y cometí el error de darle una oportunidad a esa sección nefasta, a ver si alguna vez me sorprendían. Esta vez había cebolla. Agarro mi bolsa contenta y voy dispuesta a agarrar unas cuantas, cuando miro de cerca, eran las cebollas más feas que había visto en mi vida, amarillentas, con la cáscara toda arrugada, y le revoloteaban moscas por encima.
Me acerco a la caja y le pregunto al chico que pesaba: "¿Por qué traen esas cebollas tan malas?"
Pibe: "por qué lo decís"
Yo:"¡¿Hace falta que te explique?!, están feas, se nota que son de esas que las cortás y están podridas adentro"
Pibe: "No, para nada, traeme una y la cortamos, vas a ver"
Yo: "Ja!, no, la verdad que no tengo tiempo para hacer esa pavada, yo me doy cuenta solita si la cebolla está mala"
¿¿Pero se piensan que una come vidrio?? digo, no hace falta ser Einstein para darse cuenta, cuando salta a la vista que están todas podridas!!
Me fui refunfuñando.

El tachero (para variar)
Fuimos con mi mamá a la Feria de las Naciones, un mar de gente, mucho viejerío porque los jubilados entraban gratis. A la salida, hora pico, caluroso, un caos de tránsito por donde se lo mire.
Saliendo del Centro Municipal de Exposiciones hay una callecita con una senda peatonal muy clara, por la que todos los que salimos tenemos que cruzar. Pero obviamente no hay semáforo, y como siempre, los automovilistas hacen lo que se les da la gana. Con los autos parados sobre la senda, le digo a mi mamá "crucemos, nosotros tenemos prioridad y éstos están mal parados", un auto frena y me deja pasar, sigo caminando, y aparece un taxi que frena a dos centímetros de mis pies. Mi mamá en una escena muy graciosa, le pega con la cartera al capó del taxi y el tachero reacciona insultándola a ella. Yo, sacada y con la vena hinchada porque casi me pisa, no me pide disculpas y encima la insulta a mi vieja....le empiezo a decir de todo. Y el tipo no me miraba, la miraba a mi mamá y le decía "¿por qué me golpeó el auto señora, ta' loca?". Ah! para qué, la vena se me hinchó aún más y me acerqué al tipo diciéndole "ey, te estoy hablando estúpido, no te das cuenta que me tiraste el auto encima, no ves que hay gente que está intentado cruzar infeliz!. El muy tarado no tenía los huevos para mirarme, y encima le daba la cara para insultarla a mi mamá que apenas le cartereó el auto inmundo ese!
Me fui haciéndole recordar lo pequeño de su miembro, al tiempo que unas señoras me miraban con la boca abierta. Supongo que mi cara se habrá desfigurado de la bronca; en ese momento no era Petit. Mientras tanto, los muchachos de STO (Sistema de tránsito ordenado) se tomaban unas gaseosas y se reían juntos a dos metros de ahí.

En fin, la conclusión es que todavía hay unos cuantos trogloditas que se piensan que las mujeres somos boludas y sólo somos útiles en la cama y en la cocina. Triste...

Envidia de verano

Llega el calorcito y con él un montón de cuestionamientos sobre los desmanes gastronómicos del invierno. Todos los años pasa igual, unos kilitos de más por la sobrecarga de guisos, salsas abundantes que pueblan unas pastas, rellenas obviamente, el heladito a pesar de los 0°, y unos cuantos chocolates que van dejando sus huellas. Ni hablar del bronceado nulo, un color que roza el amarillo. "¡¿Qué susto, esas son mis piernas?!", ¿cómo se hace para portar una pollera con toda esa blancura junta?, y los pies! esos objetos olvidados que las botas y las pantuflas se encargaron de ocultar durante seis meses, no están aptos para lucir un par de sandalias con glamour, "pero las uñas están pintadas de un lindo color", mmm...no, no queda bien el tono fantasmita con esas chatitas abiertas que dejan al descubierto el encierro invernal. Y la ropa... la ropa de verano está arrugada en algún lugar del placard, o en el cuartito cachivachero, de hecho, mucho de eso ni siquiera está apto para usar, y los precios de algo nuevo, cuando cambia la temporada, están lejos de las posibilidades de mi bolsillo.
La verdad es que para mí la realidad es esa, el cambio de estación, del invierno a la primavera, ¡me da vértigo!. Sin embargo noto que hay chicas que ni bien el termómetro marca unos grados más, parecen salidas de la trilogía spa/sol pleno/depiladora, porque lucen impecablemente una pollera que parece sacada de una producción de Oh la lá, se nota que es nueva, y ¡hermosa!; tienen un color agradable en la piel, casi tostado, sin llegar a ser ese anaranjado de cama solar; están perfectamente depiladas y no se les nota un gramo más de grasa en el cuerpo. Otras lucen unas calzas al cuerpo, dejando entrever unos glúteos fortalecidos y unas piernas que despiertan envidia. Envidia, sí, ¡totalmente! ¿me pueden explicar cómo hacen estas chicas para sobrevivir al invierno sin que se note?
Eso sí, en caso de que usen autobronceante no se olviden de esos lugares que quedan visibles, como los pies. ¡Qué no les vaya a pasar como a Lindsay Lohan en esta foto!.



De un sorbo

Tal como sabiamente dijo alguna vez Pappo: "No puedo evitar que los sanguches de miga vengan a mi";
Petit dice: "No puedo evitar que, en cuestión de segundos, el vaso de licuado llegue a su fin"




Emociones

El correr del tiempo me sigue sorprendiendo, por suerte! nunca pensé emocionarme tanto con ciertas cosas, experiencias que considero nuevas, que hoy bordeando los 30 empiezo a sentirlas de una manera muy fuerte. Es decir, no son del todo nuevas, pero tal vez las viví de una manera ajena, diferente.
Hoy, después de un almuerzo dominguero en familia, me dispongo en el sillón, almohadón en la espalda, una copita con el último trago de vino que quedaba, un Terrazas delicioso, por cierto; y prendo mi compu para leer los mails y hacer mi recorrida bloguera habitual.
Mis amigos "Los rubios" Pablo y Ceci, que están vacacionando en NY, postean día por día en sus respectivos blogs, su recorrido por una ciudad que no deja de asombrarlos a ellos y a nosotros que nos imaginamos cada escena letra por letra. Hacía dos días que no posteaban cosas nuevas, pero Pablo ayer avisó que las novedades se venía el domingo y que la noche de sábado los esperaba con una cena romántica.
"Bueno", pensé, "los chicos ya deben haber posteado y falta poco para su vuelta, veamos"...cuando entro a  Sos lo que amás http://elotro-elmismo.blogspot.com/ lo primero que veo son dos manitos entrelazadas, casi en penumbras, de las que sobresalen dos brillosos anillos. Miré otra vez, una vez más, y sí! lo confirmo, son dos anillos de compromiso..."ahhhh" pego un alarido, me saltan las lágrimas, agarro la compu para que no se caiga y leo entre nubes de llanto susanitesco el fragmento de Moon River de Sinatra, "wow", previo comment irracional, ¿¡cómo se hace para describir toda esa emoción sin tener en frente a mi amiga para abrazarla!?. Como puedo tiro alguna frase y me voy a Soltar amarras http://www.mechupindongui.blogspot.com/ y Pablito termina de explicarme todo, definitivamente sí, sí señores, LOS RUBIOS SE CASAN, y me sigo emocionando cuando lo escribo. Rami y yo fuimos los celestinos de tan hermosa unión, y se casan, jajajaja!! qué felicidad chicos, no veo la hora de que estén acá para abrazarlos y brindar!!!!!
Les dejo el temita para uds. mis amiguitos,  y para todos los que se emocionan lindo:

Fashioneta




Me intriga cómo es que surgen nuevas palabras, o deformaciones de viejas palabras. Ahora está muy de moda el témino "fashionista", ¿Será una mezcla de fashion y peronista?,  mmm, lo dudo, pero se ve que decir "fashion" ya quedó demodé/grasa y de repente ser fashionista es lo más del mundo. Por ejemplo, ¿Jessica Cirio sería fashion, y Mike Amigorena fashionista?, ¿Luciano Castro es fashion, y Marcela Klosterboer es absolutamente fashionista...?(y tiene un cuerpo envidiable).
De dónde surgirán estos cambios, en qué momento a un iluminado se le cruzará por la cabeza que "ahora se dice así" tal cosa...Hasta hay una categoría de fashionista en los premios MTV!
Bueno, si alguien puede sacarme la duda, bienvenido sea. Mientas tanto les dejo unos links a unos blogs muy fashionistas que hacen honor a la categoría:
El diablo viste de Zara http://devilwearszara.elleblogs.es/ (excelente)
Y claro, no podía faltar: http://elfashionista.net/

Se acabó la calesita


De chica era caprichosa y cuando me tenía que ir de un lugar en donde la estaba pasando bien empezaba a llorar y patalear. La historia se repetía cuando mis tíos me llevaban a la calesita, que me fascinaba, y al terminar la vuelta en la que sabía que nos íbamos, se me piantaba el lagrimón que sólo podía consolar un Paragüitas, mi golosina preferida por esos años.
En general este tipo de escenas se daban en situaciones en las que yo me iba. Por ejemplo, si estaba en un cumpleaños de algún amiguito/a y me venían a buscar temprano me molestaba mucho, aún sabiendo la hora en que me venían a buscar, porque sentía que el resto se seguiría divirtiendo sin mi y yo me perdería de todo eso.
Hoy fuimos a un casamiento de día. El trato era que a eso de las cinco de la tarde volvíamos porque R tenía confirmado su primer ensayo con la banda completa en una sala.
A: "Obvio mi amor, ningún problema"
R: "Además pensá que a esa hora seguro ya se va a estar yendo toda la gente, ¿cuánto más puede durar?"
A: "Mm..."
Me levanté temprano, con tiempo para hacer todo el ritual de coquetería con tranquilidad. Estaba lista, muy cómoda y contenta con mi look. Muy cómodo y muy lindo R. Nos vamos.
Auto - trayecto laaargo - fiesta.
El casorio arrancó cuando llegamos.
Ceremonia religiosa - ¡vivan los novios! - entraditas - camel yo- philip él - a las mesas.
Cuando nos sentamos ya se habían hecho las tres de la tarde.
brochette de achuras- dancing 80's - matambre y vacío - dancing latino's.
Pensé que después de baile venía la mesa dulce. "Buenísimo", pensé, "comemos algún postrecito y ya nos podemos ir tranquilos"
Mientras se bailaba veo que la moza se acerca a la mesa y pone platos y cubiertos limpios.
A: "¿Viene otro plato?"
Moza: "Sí"
A: "Pero, ¿comida?, ehhh, ¿salado?"
Moza: "Si"
A: "¿Sabés que viene?"
Moza: "Cordero"
A: "¡¡¿Más carne?!!"
Moza: "Sí, cordero". (sonriendo)
Lo miro a R y le comento la cuestión, me mira sorprendido y me pregunta la hora. Ya eran las 17.12, tiempo de irse.
Estaba sentada y miré a mi derecha como todos bailaban. Con una gran contradicción mente-boca, le dije "Bueno, vamos, no queda otra. Vamos ahora antes que traigan el cordero porque no da levantarse en la mitad de la comida".
Nos fuimos, muy a mi pesar, pero era el trato, no podía decirle nada, estaba claro.
En ese momento, puchero mediante, no pude evitar que se me hiciera un nudo en la garganta conteniendo las ganas que tenía de salir mi caprichosa nenita interior, para llorar y patalear porque la habían sacado muy pronto de la calesita...y sin Paragüitas

Delicias de género (no generosas)

Este blog se está tornando un tanto feminista, no es que me moleste, pero también me gustaría mencionar las cosas horribles por las que atraviesa nuestro género.
Las hormonas: que cada 28 días nos visite andrews, o como lo llamen,  no es lo más molesto. Lo más fastidioso es el fuckin' ciclo femenino en el que el nivel hormonal sube y baja cada no sé cuántos días y eso repercuta directamente en nuestro carácter. Nos ponemos emocionales, lloramos con cualquier película pochoclera o discusión banal que se nos cruce, y pasamos al  otro extremo en cuestión de instantes, nos ponemos irritables, enojosas e intolerantes. Encima de todo nos vemos gordas, nos hinchamos como sapos y, como frutilla del postre, duele!
La depilación: bueno, salvo algunas suertudas que la naturaleza las dotó de su condición cuasi-lampiña, el resto supongo que debe saber de lo que hablo, cuando me refiero a esta tortura troglodita que nos impuso la cultura occidental. Y no hablo sólo del dolor que puede causar depilarse, ya sea con cera, depiladora eléctrica, banditas de cera fría, etc,; sino además, de la cuestión molesta de tener que depilarse, gastar un buen rato de tiempo para cumplir con los mandatos, porque mal que nos pese, a todas nos gusta dejar de ser un ewok y vernos bien depiladitas. Pero no siempre tenemos un tiempo sagrado en soledad para el ritual. Nos llaman una noche para invitarnos a una quinta con pileta, y lo primero que se nos cruza por la cabeza, después del sí, (además de los rollos, la panza, la celulitis, la blancura, el traste, etc.) es si estamos perfectamente depiladas como para ponernos la bikini adelante de x y de los amigos de x.
Ni hablar si vivimos en pareja, imposible encontrar el momento, y cuando ya nos desinhibimos pero tratamos de mantener nuestra intimidad, nos tocan la puerta del baño...."¿qué estás haciendo?"
La celulitis: pregunto, ¿este archienemigo nos toca sólo a nosotras?, ¿por qué, por quéee este engendro tan horroroso que nos deforma cual flan de 15 huevos?!! ¿qué hicimos tan mal como para que nos castiguen con semejante flagelo????!!!!
La maldita competencia femenina: me parece lamentable este factor, sé que los hombres también compiten entre sí, pero dudo que al nivel de nosotras, que nos volvemos harpías. Miramos lo que se puso cada mujer que va caminando, sacamos radiografía sin pruritos, criticamos, envidiamos. En los trabajos la competencia femenina es de terror, se generan ambientes de tensión, celos y enemistad. La verdad es que me parece algo lamentable, pero a veces me encuentro a mí misma en esa posición y no puedo evitar tener sentimientos encontrados de regodeo, y a la vez de bronca por convertirme en eso que tanto odio ver en las demás.

Los miedos: miedo a caminar sola por la calle a las 2 de la mañana, miedo al fracaso, miedo al abandono, miedo a mis celos, miedo a tirarme a la pileta, miedo a la balanza, miedo al estancamiento... En fin, miedos de esos que grafica la genia de Maitena en la imagen que acompaña este post.

Nuevos fetiches

         Quiero uno de éstos!

      

Cuestión animal


Me pregunto:
¿Por qué los perros no vienen con sistema autolimpiante como los gatos?

La cosa se puso porno!



Todas las mujeres tenemos fantasías eróticas, de esas que sólo sabemos nosotras, que tal vez nos avergüencen, o no, pero son nuestras al fin!. Sin embargo, a veces con las fantasías no alcanza y es interesante darles alimento.
Las películas porno están hechas por hombres, por ende, son para hombres.
Digo, todas vimos alguna vez una, tal vez con un ojo tapado, haciéndonos las distraídas, o mirando con detalle, pero seguro saben de lo que estoy hablando. Bueno, personalmente siempre me pareció que esas porno eran demasiado explícitas, carentes absolutamente de argumento y sobre todo, machistas. Mujeres increíbles sometidas a la voluntad sexual de algún gordo desagradable o de un musculoso que de viril no tiene ni el dedo gordo del pie. Salvando algunas excepciones cuasi amateur, en general estas películas apuntan a satisfacer el placer audiovisual del hombre y se olvidan de nosotras. Del otro lado están las eróticas del cable que resultan bastante aburridas y poco naturales, sobre todo porque no se ve prácticamente nada, salvo un par de tetas y encima se nota que no hay acto, sino sólo mala actuación.
Bueno, no desesperen amigas, hay para nosotras también! Erika Lust, una sueca con cara redonda y simpaticona, radicada en Barcelona, que estudió Ciencias Políticas en Estocolmo y se especializó en estudios de género,(¿pueden creer esa maravilla?), pensó en nuestros deseos y en la realidad femenina de este siglo, cargado de mujeres que quieren disfrutar libremente de su sexo, sin tabúes, sin etiquetas, sin machismo.
Erika tiene su propia productora de films porno-eróticos para mujeres http://www.lustcinema.com/ , sobre lo que ella dice "Mis películas son como Sex & the city pero con sexo de verdad", ¿no es fantástico? mujeres reales que cumplen sus fantasías y deseos con hombres ídem, que conversan, se acarician y bueno...me estoy bajando las pelis, cuando las vea les cuento! mientras tanto pueden ver el blog de esta blonda feminista http://www.lustfilms.com/blogEs/ que promueve nuestras fantasías en complicidad con el género y tiene fotos de juguetitos como éste que muestro en el post, un sex toy para que se diviertan solas o acompañadas! Enjoy!

Grandes problemas femeninos según la publicidad:


  1. Sacar la grasa de los platos. Ahí están ellas, mujeres solas que llegan a casa, a veces con niños, a veces absolutamente solitarias en un caserón sin presencia masculina, hasta que llega él, ¿el marido?, no! Mr. Músculo. Por dios! la mujer está tan aburrida en su casa, preocupada por la limpieza y la grasa que no sale, que sufre alucinaciones con un macho que la rescate de tan hostil lugar! Pero el superhéroe no se la lleva volando, ni la besa apasionadamente, simplemente le deja un fabuloso limpiador a gatillo para que siga haciendo sus quehaceres, para que siga limpiando mientras los hombres salen a trabajar.
  2. Eliminar las manchas de la ropa. Otra vez ellas charlando con sus amigas, no de tipos, no de sexo, no de política, no, hablan de cuál es la receta perfecta para sacar las manchas de la ropa. Mi pregunta, en el mundo de estos genios publicistas que irónicamente llamamos "creativos", ¿ninguno de ellos lava la ropa?, ¿o son de esos que viven solos y le llevan la ropa a mamita para que se las lave?, seguramente. Lamento informarles mis queridos que el lavarropas automático es un gran invento que permite que, aprendiendo unos pasos muy sencillos cualquiera pueda ingresar la ropa en el tambor, ponerle el polvito para lavar, sea la marca que sea, y hacerlo andar. ¿Para cuándo una publicidad con un hombre lavando?
  3. Y el que más me irrita: el "tránsito lento", un eufemismo para referirse a la constipación. No digo que no sea un problema que sufren muchas personas, justamente, pero no es exclusivo de las féminas!. Lo que más me molesta de estas publicidades, es la forma de tratarlo, sobre todo, en las del conocido yogurcito que tiñe todo de violeta. En una de ellas, la dulce esposa espera en casa lavando los platos y cuando llega el maridito de trabajar, vestido con un clásico traje de oficina, ella lo mira con cara de tristeza y le dice que, en pocas palabras, su gran problema existencial es que está trancada. Él, con mirada comprensiva le sugiere que compre el yogurcito, aunque salga una fortuna tomarse uno todos los días, "nosotros te queremos ver bien", es decir, que no rompa, básicamente. Así, ella vuelve a ser feliz vestida de violeta, y lava los platos con total alegría...iupii, ¡gracias cagivia!






Coqueta Mayor


Estoy sintiendo eso de que soy "grande" (¿?), porque me voy dando ciertos permisos que antes me limitaba yo solita. De la frivolidad no escapo, soy coqueta, sí, pero vergonzosa.
Cuando era chica (porque ahora soy grande, claro) no me gustaba usar gorros, me los probaba en el espejo de mi placard varias veces, y si estaba decidida, a último momento cambiaba de opinión. Mi miedo al ridículo en muchos casos era más fuerte que las ganas de ponerme algo distinto.
Tacos, ¡qué verguenza! hacen ruido, la gente me mira, bah...me siento observada (con mi altura unos taquitos nunca vinieron mal). No suelo maquillarme demasiado, salvo para ocasiones, pero la verdad es que la expresión cambia con un poco de color. Rimmel, transparente para mí, porque soy "pestañuda" y me veo exagerada.
Hace unos años me animé a usar una boina muy francesa que era de mi mamá, me miran, si, pero me divierte que miren. El año pasado decidí que iba a maquillarme más, todavía no logro ponerlo en práctica cotidianamente, pero de poco estoy incorporando un poquito de rubor, tapaojeras infaltable, a veces un poco de sombra y rimmel transparente...hasta hoy, que compré uno negro, no es el primero, pero los que tuve se secaron porque no los usaba nunca. Y los tacos, asumí que me gusta usar un poco de taco, o un súper taco para las noches especiales, y sí, la ropa queda mejor, un poco de altura me ayuda mucho, es otra cosa.
Si todas estas pequeñeces significan que estoy perdiendo el miedo al tan odioso ridículo (público), entonces, ¡bienvenidos sean los años, la madurez y la coquetería!

¿Habla solo?

Todavía no me acostumbro a ver a la gente por la calle hablando a los gritos o riéndose, mientras hablan por teléfono con sus manos libres. Me resulta un poco chocante, porque la primera impresión que me da, es que están hablando solos, además, me da la sensación de que al hablar en el aire, no hay resguardo, ni intimidad para la conversación. Yo, personalmente, odio que me escuchen cuando voy hablando por celular, evito usarlo en la calle o en el colectivo de hecho, porque a muchos se les da, en el aburrimiento del viaje, por escuchar conversaciones ajenas. No es que mis charlas sean tan interesantes o trascendentales, pero son mías che!

Pies en el aire

Me resultan simpáticas las personas que, sentadas en el colectivo, no llegan con los pies al piso, y si mueven la piernita, más simpáticas aún...claro, yo, en ocasiones, soy una de ellas.


Malas costumbres en un día de lluvia


  • Están los que usan paraguas tamaño sombrilla y ocupan la mitad de la calle con total impunidad. 
  • Las viejas que andan con paraguas por debajo de los techitos de los balcones, y no se corren para dejar pasar al despistado que se olvidó de llevar uno.
  • Los automovilistas que pasan al mejor estilo Fangio, sin pensar en que un charco puede salpicar a los peatones. 
  • Los automovilistas que no se dignan a dejar pasar a los peatones que se empapan en la esquina.
  • Pisar una baldoza floja y mojar al de al lado (y empaparse a sí mismo)
  • Los taxistas que pasan a velocidad tortuga mientras el peatón indeciso no sabe si cruzar o esperar.
  • Los colectiveros que no paran para subir pasajeros.
  • Los que se deprimen porque llueve y se la pasan lamentándose.
  • La peor de todas: tener que salir de la cama, mmm....





Se fueron! ( o Neighbours II)

La mañana siguiente de mi cumpleaños, dolor de cabeza de por medio, y después de haberme acostado pasadas las 4 am, arrancó temprano. Desde arriba, mis queridos vecinos, emitían los más fuertes ruidos, se caían cosas, se arrastraban muebles, gritaban, se llamaban unos a otros. Entre sueños pensé "¿se estarán mudando?", y mezclando sueño con realidad me imaginaba la vida sin ellos. El ruido no cesaba, además del trío de siempre, ese día se habían sumado unas cuantas personas, más un carrito de supermercado que bajaba bruscamente por las escaleras y rodaba por el piso de mosaico del pasillo.
¡Qué manera de hacer ruido! Rami se despertó estornudando y entre mocos esbozó una queja, pero volvió a dormirse al ratito, y yo seguí sus pasos.
Cuando nos levantamos, después del mediodía, los ruidos se habían detenido, no volaba una mosca, y la paz reinaba en el hogar.
Entre sospechas, con Rami decidimos subir sigilosamente las escaleras, hasta la puerta de la casa de los vecinos, y con total impunidad miramos por el ojo de la cerradura..., se fueron!!, contentos y sorprendidos a la vez, volvimos al departamento con una sonrisa en la cara.
Efectivamente se habían mudado, tal como lo había soñado, sin saber cómo ni por qué. Fue casi como un regalo más de cumpleaños!
Ahora disfrutamos la paz del silencio, con intriga de saber qué nos depararan nuestros futuros vecinos.

Haceme cosquillas

Leyendo el blog de mi amiga Ceci, y a pasitos de cumplir años, estoy en esos días en que me agarra la reflexiva. Mientras escucho I'm only sleeping de los cuatro genios, pienso en esas cosas que me hacen consquillitas en el pecho, esas que me hacen bien al alma. Escuchar los Beatles es una de ellas, levantarme con los ojos chinitos de mi amorcito y su presencia en mi vida, es otra, leer a García Márquez (mi profe del taller de redacción virtual me lo hizo recordar) también. Entre otras cositas que, por suerte, me hacen olvidar la ansiedad y el berrinche matutino de hoy, que a las 6am abrí los ojos y no pude volver a cerrarlos, y otra vez la alergia en los dedos, y otra vez un granito en la cara....se acaba la canción, mejor pongo play otra vez. Sólo estoy durmiendo.

Hay un ratón en mi tupper


Tengo una debilidad por el queso, me encanta! en casa compramos queso en barra, ese que la gente normal compra en fetas, nosotros lo compramos en barra. Vamos al chino de la vuelta y en perfecto castellano, abriendo bien la boca, y usando las manos para gestualizar, sin que se mal interprete, le pedimos: "deme de ese queso, pero no en fetas, un pedazo". No es fácil, pero con los días logramos que la explicación sea menos exhaustiva.
El queso en barra lo compramos desde que tenemos un fabuloso utensilio* que nos permite cortar nuestro queso en perfectas fetas, la verdad es que parece que compramos el queso para usar el aparatito, sí, puede ser, pero es muy útil porque de esa forma cortamos el queso de una manera un poco menos guaranga y la porción nos queda ideal para el tamaño de una cracker. Cuando llego a casa con hambre, después del trabajo, mi merienda consiste en eso, siempre que haya queso, claro.
Todo esto viene a que cuando se acaba, nadie lo menciona, uno de nosotros abre la heladera, busca el tupper con el queso y zas! se lleva dos posibles sorpresas: 1. que no hay tupper, por tanto, no hay queso; 2. hay un pedacito ínfimo de queso que te provoca irritación y quejas provenientes del estómago.
Bueno, hoy me pasó eso, abrí el tupper, y el pedacito se me reía en la cara. Por suerte al lado había un torpe queso cremoso que se escapaba del envoltorio, y con poca delicadeza corté un guarango pedazo para ponerlo en mi cracker, mmmm....pero no fue lo mismo.

*Pronúnciese "utensilio". Me fastidia la gente que dice o escribe "utensillo", perdón.

Esperando

Estaba sentada, con ganas de escribir y no sabía qué. Hasta que me di cuenta de que tengo algo en la cabeza hace una semana que no para de darme vueltas, y me tiene nerviosa. Escribo.
No quiero que lo que pasó se queme, me limito a sentimientos encontrados y pensamientos cruzados. Estoy ansiosa, y necesito una respuesta. Si es por sí, buenísimo, rebozo de alegría y excitación, si es por no, caeré un rato en la tristeza, pero aprenderé de mis errores y seguiré avanzando, lo concreto es que necesito una respuesta, porque el estar así angustia, es un estado del no-estado, como esperando algo con las manos abiertas, los brazos extendidos y el corazón latiendo. ¿Cuánto más puedo sostenerlo?, aunque la verdad es que prefiero estar así, expectante, y no caer en la resignación, porque es cruel.
Necesito una respuesta, no se olviden de mí.

Neighbours (cantaba Mick)

Tengo ganas de hacer catarsis, de plasmar en palabras lo que a veces me gustaría gritar a los cuatro vientos: “¡¡DETESTO A MIS VECINOS DE ARRIBA!!” Sin vueltas, eso es lo que día tras día reprimo para mantener la paz de mi hogar, pero a veces se torna insoportable; ¿cuál es el límite de la tolerancia?
Escribo, reescribo, borro, escribo y vuelvo a borrar. Son tantos los pensamientos negativos que se me vienen a la cabeza, que es difícil hilar uno y plasmarlo en la hoja virtual. A veces las palabras nos quedan cortas cuando de sentimientos, positivos o negativos, se trata.
Puedo definirlos con algunos adjetivos: son ruidosos, molestos, gritones, maleducados, escandalosos, conventilleros y la lista sigue y sigue. O puedo dedicarles los más furiosos y ordinarios improperios en grandes mayúsculas, pero eso, mejor, lo sigo dejando para mí.
Día a día me levanto con sus ruidos, onomatopeyas por doquier: “PLAF”, cierran la puerta, “PLUM”, golpean la puerta, “PAPAPAPA”, corren por el piso de madera,  "RAAA", arrastran un mueble, “GUAU, GUAU”, ladra el perro, “BUAAA”, llora la nena y acto seguido, “¡¡¡¡¡MAMÁ!!!!!”
Una voz aguda, agudísima, me crispa los pelos de todo el cuerpo, y un escalofrío me recorre de pies a cabeza; van los pasos al rescate, tras portazo, se escucha la voz de la madre: “PARÁ DE LLORAR”, pedagogía moderna. Pero no para, claro, al contrario, va en aumento, cada vez más fuerte; y los pasos van y vienen, va el padre “PARÁ DE LLORAR”, pero no hay caso. Esta escena se repite alrededor de ocho veces por día.
Sueño con que ellos alguna vez decidan mudarse, “QUÉ SE VAYAN DE UNA VEZ POR TODAS”, sueño con que los momentos en que no están, y reina el silencio, sean eternos, sueño con el día, en que, sin saber cómo ni por qué, desaparezcan…

Sobresaltada, me despierto y pregunto “¿QUÉ, QUÉ PASA?”, nada en casa, son los vecinos que, una vez más, me despertaron.

Siempre hay un motivo real para brindar

Nos levantamos pasadas las 12 todavía con modorra y marcas de la almohada. Desayunamos y vimos el último capítulo de Lost, recién salidito de la net. Cuando nos levantamos cada uno se sentó en su búnker un rato y planificamos el día. Él ensaya un rato, yo webeo pensando que tengo que leer Popper, qué feo!
Mientras computo un rato y juego al zuma, un nuevo jueguito adictivo que me pasó Rami, súper recomendable, escucho la radio. Suena Basta de todo en la Metro y están regalando una caja de vinos al que tenga un buen motivo para brindar. Lo hacen todos los días, pero hoy decidí llamar. Marqué aproximadamente ocho veces el mismo número, redial, redial, redial...una y otra vez hasta que sonó y empecé a escuchar la radio por teléfono. Qué nervios! me temblaba la voz, no sé por qué uno se pone tan nervioso cuando habla por la radio, algo así como un pánico escénico.
Me saludaron Matías, Schulz y Cabito, me hicieron las preguntas de rutina, edad, estado civil, etc.
En eso entra Rami al comedor y me mira "estás hablando con la radio?", "jaja, sí", le contesto.
Me hicieron preguntas sobre Rami, dónde nos conocimos, dónde nos dimos el primer beso, a dónde fuimos la primera vez que salimos, y algunas intimidades más que en ese momento trastabillé pero respondí.
Finalmente mi motivo para brindar era la visita de mi papá con su familia. La primera vez que vienen a casa y los recibo como buena anfitriona. Me pareció un buen motivo.
Después del voto del equipo de la radio, me gané la caja de vinos!
A horitas nomás de que lleguen las visitas, con Rami nos seguimos riendo del llamado desvergonzado y esperamos disfrutar del merecido regalito de viernes santo, ja!


“Muchacha, hacete el Papanicolau”



Ese año estaba trabajando en la universidad, tenía una buena obra social y, como solía hacer anualmente, saqué turno con una médica ginecóloga de la cartilla para realizarme los habituales chequeos femeninos, los odiosos “PAP” y “Colpo”, más conocidos como Papanicolau y Colposcopía.
Alrededor de las cuatro de la tarde, llegué al consultorio de la Doctora Rey. Como era la primera vez que iba me tomaron los datos para la ficha personal, y me dispuse a esperar, junto a otras mujeres, a Silvia, la doctora que me había tocado. Leí una revista, de esas que nunca faltan en los consultorios, mientras un televisor, a un volumen imperceptible, transmitía un programa sobre macramé en Utilísima Satelital. Después de un rato, una de las doctoras abre la puerta, toma una ficha de la recepción, y me llama: -¿Martínez, Agustina?-
Me acerqué y la saludé. Siempre dudo si dar un beso o no, y siento que la duda es mutua, porque el acercamiento en ese instante parece desarrollarse en cámara lenta, como esperando que sea el otro el que tome la decisión. Entré al consultorio y charlamos un rato sobre mi historia clínica, lo habitual para una consulta de rutina.
-Bien, sacate la ropa interior y acostate en la camilla por favor-. Con cierta incomodidad me acuesto en la camilla, apoyo los pies en el caballete y trato de relajarme, pero sin éxito. El examen no duró más de cinco minutos. -Listo, levantate despacio para no marearte y, cuando estés bien, vestite- Después de vestirme, nos sentamos nuevamente en el escritorio, estaba más tranquila, pero esa tranquilidad no duró mucho. -Tenés una manchita en el cuello del útero, puede que no sea grave, pero la voy a mandar a analizar para estar segura-.
La doctora me explicó que existe un virus, llamado HPV, que puede causar las llamadas verrugas genitales, esas verrugas pueden ser de dos tipos, de bajo o alto riesgo. Las de bajo riesgo no provocan inconvenientes, y suelen ser cauterizadas con calor o frío; pero las de alto riesgo pueden provocar una lesión en el cuello del útero crecer y, si no se trata a tiempo, desembocar en un cáncer. -Volvé dentro de quince días que ya vamos a tener los resultados-. Salí del consultorio un poco asustada, la explicación de la doctora resonó en mi cabeza durante esas dos semanas.
Finalmente llegó el día de ir a buscar los análisis. En el consultorio se repitió la escena, varias mujeres leyendo revistas de todo tipo, y la televisión encendida, sintonizando nuevamente Utilísima, esta vez, con un programa sobre crochet.
Silvia, la doctora, me reconoció y nos saludamos con un beso sin dudar;  quise ver la expresión de su cara, pero no era una persona del todo expresiva. Nos sentamos en el escritorio y abrió el sobre con los resultados de mis exámenes.
-Agustina, tengo que decirte que los análisis no salieron muy bien, no te pongas nerviosa porque es algo que tiene solución-; esas primeras palabras bastaron para que se me hiciera un nudo en la garganta, quería llorar. -Tenés un HPV de alto riesgo, lo que significa que tenemos que sacar esa manchita pero quitándote una parte del cuello del útero-, (suena escabroso, pero es exactamente lo que dijo), -sino la sacamos, en unos años esa manchita puede desarrollarse en un cáncer, con lo cual es bastante urgente que la retiremos a tiempo. Es una intervención quirúrgica, con anestesia local, y no te generaría ningún riesgo. Después de la operación hay que tomar ciertos recaudos, porque se puede llegar a regenerar, no es seguro, pero para eso tenés que seguir haciéndote los controles-.
Luego de un mes de estudios y consultas, confirmé la fecha de la operación. Fuimos con mi mamá hasta el consultorio de Barrio Norte, una tarde de invierno con los nervios que me recorrían de pies a cabeza. Era un consultorio común, y había otras mujeres esperando ser atendidas, pero esta vez no había tele.
-Agustina, pasá por acá por favor-.
Veinte minutos después salí caminando de la sala, mi mamá me miró sorprendida, se imaginaba que la intervención iba a tomar más tiempo y que yo no iba a tener la fuerza suficiente como para caminar sola, pero no fue así. La operación fue realmente sencilla, los fantasmas que tenía en la mente se esfumaron, y volví a respirar tranquila. Nos abrazamos.
Hoy, después de casi tres años de esos meses interminables, agradezco haberme hecho los odiosos PAP y Colpo, y haber podido evitar la verdadera mala noticia.  
Como bien solía decir Tita Merello, “Muchacha, hacete el Papanicolau”.

Se vienen los ñoquis

Si, ya sé, el año empezó hace rato. Pero todos tenemos esa sensación de que en realidad el año empieza en marzo. Ya estamos terminando este mes odioso, falta un mes para mi cumple, pasa demasiado rápido. Se me vienen encima los 29 y a veces tengo la sensación de que me falta algo, no estoy del todo convencida de qué es exactamente, pero cuando llega la época de mi natalicio empiezo reflexionar. Casi 30, es una edad bisagra, se van despidiendo los 20, así, de a poquito, te dan un año para que vayas cayendo.
Tengo amigas que ya los cumplieron y todas pasaron por esa reflexión, es lo último que te queda de la década y sólo quedan los restos de tus recuerdos para armar un rejunte y esperar los 30, como los ñoquis. Pero qué ricos son los ñoquis, no?