Mirador departamental


La mirilla, esa pequeña ventanita en la puerta de mi departamento.


¿Puede ser una versión minimalista y urbana del panóptico?, mirar sin ser mirado, mirar sin saber que estás mirando, controlando al que viene con visión ampliada de los rasgos faciales (ojo de pez), chusmeando los que salen, entran, charlan...por qué será que los edificios tienen ese jaque a la intimidad. El pasillo tiene un efecto eco que habilita a cualquier vecino con un poco de curiosidad a asomarse a su reducido panóptico o a pegar la oreja a la puerta para escuchar quién sabe que cosa poco/nada interesante.

Sin demasiado esfuerzo, las débiles paredes de los departamentos permiten escuchar: conversaciones, momentos íntimos, peleas, gritos, etc.

Sin embargo, creemos que nos metemos en nuestra caja de zapatos en tamaño people y estamos resguardados.

Delicias de la vivienda cosmopolita. Pasen y vean!

1 comentario:

Flor dijo...

Gracias por comentarme de tu blog, Agus. A veces los ruidos que las paredes destilan o deslizan son poco interesantes (algunos dicen molestos) y otras veces son sorprendentes. Tengo un vecino que toca piazzola (intercalando temas de radiohead) en la guitarra como nadie, y ahi esta mi oreja (y mi corazon, ooobvio) junto a su puerta. Y asi me permite estar y no estar, ver sin ser vista, disfrutar sin participar... que quizas suena a una experiencia triste, pero que en realidad es bonita en tanto se mantenga excepcional. Me he prolongado asi que asi sin mas, me despido hasta otra vuelta.