Huellas

Cada tanto me pongo a pensar en cuán dueña de mi destino puedo ser. A veces dejo todo en sus manos, y otras creo controlarlo.
Sin embargo, hay momentos en los que pienso que si dejo de ir a un lugar o decido ir a otro, o atrasar mi reloj, llegar tarde, faltar a un examen, etc... el mundo sigue girando si, pero hago un pequeño clic en mi vida, de ahí en más el rumbo puede cambiar, y mi historia, y lo que sigue...
Me atrae la idea de jugar con eso, creer que puedo manejarlo, y otras me dejo llevar, pero en general elijo. Me gusta elegir.
Elegí un día decir que si, arriesgarme. Parecía divertido, y lo fue! la trascendencia no fue mi motor, sino el probarme. Y ese día trajo cambios, momentos nuevos y personas nuevas.

No todo repercutió inmediatamente, pero dejó sus huellas.
Las huellas, como las que aprendí en semiótica.
Hay momentos, miradas y sonrisas que quedan grabadas en la retina, y son difíciles de olvidar. Las pasamos a otro plano, pero quedan ahí, latentes.
Algo cambió en esos días, implícitamente y en silencio, pero no era el momento. Faltaban procesos, desarrollos impostergables que tenían que seguir su curso.
Y esperamos sin esperar, las huellas hicieron cosquillas, se sacudieron el polvillo y llamaron. Era el momento de su protagonismo.

Sin querer queriendo nos charlamos, nos buscamos, nos vimos y ahí estaban las miradas, el momento y las sonrisas.
Decisiones, elecciones y ese poco de misterio (que me gusta creer que existe) nos trajeron al presente. Y como dice Cerati, ahí vamos.

1 comentario:

ceci dijo...

Algo cambió en esos días, implícitamente y en silencio, pero no era el momento. Faltaban procesos, desarrollos impostergables que tenían que seguir su curso.
Y esperamos sin esperar.

qué lindo eso, nena
sé de qué hablás, lo cuál quizá lo hace más lindo
sobr elos procesos, you know, leáse ciruelo

besos!