¡Qué manera de hacer ruido! Rami se despertó estornudando y entre mocos esbozó una queja, pero volvió a dormirse al ratito, y yo seguí sus pasos.
Cuando nos levantamos, después del mediodía, los ruidos se habían detenido, no volaba una mosca, y la paz reinaba en el hogar.
Entre sospechas, con Rami decidimos subir sigilosamente las escaleras, hasta la puerta de la casa de los vecinos, y con total impunidad miramos por el ojo de la cerradura..., se fueron!!, contentos y sorprendidos a la vez, volvimos al departamento con una sonrisa en la cara.
Efectivamente se habían mudado, tal como lo había soñado, sin saber cómo ni por qué. Fue casi como un regalo más de cumpleaños!
Ahora disfrutamos la paz del silencio, con intriga de saber qué nos depararan nuestros futuros vecinos.
2 comentarios:
No fue un regalo más de cumpleaños.. fue EL regalo de cumpleaños, Agus, felicitaciones!
Sii, es lo máximo!!! me acordé de la frase "ten cuidado con lo que deseas..."!
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