Hay tipos que ven una mujer arreglada y se creen que esa mujer es un simple pedazo de carne, como una res en exposición, que habla por default y, obviamente, no piensa.
El ferretero
Cuando entro a una ferretería, sea la que sea, el ferretero esboza una mueca de sonrisa irónica y me pregunta qué estoy buscando, mientras, seguramente en su pequeña cabeza piense, "qué sabe esta pendeja de cosas de ferretería". Si pido, por ejemplo una masilla tipo fastix para sellar la pileta que pierde, la pregunta de siempre es: "lo vas a hacer vos" ¿qué cuernos le importa?, pienso. "Sí", le respondo, y su mueca de sonrisa aumenta mientras se va a buscar la masilla. Peor si pido un tornillo, o un clavo, directamente se ríen y me preguntan "¿de qué medida?", sabiendo que no tengo la menor idea de las medidas de tornillo, y la verdad es que tampoco me va a cambiar la vida saber la medida de un maldito tornillo que compro una vez por año!!. Pero ellos se sienten los súper machos porque se saben todas las medidas de clavos, mechas, y toda esa parafernalia que tienen en su negocio. Y claro, está perfecto, si trabajan ahí lo tienen que saber.
Ahora, si yo pregunto algo me tienen que responder como a cualquier mortal que está buscando algo que tal vez no conozca del todo, y al ferretero no tiene por qué importarle si lo voy a usar yo o mongocho! Les encanta regodearse en su machismo ignorante y divertirse cuando entra una mujer a su negocio.
Pero si entra un hombre ahhh, lo atienden con respeto y charlan cual compinches como si se chocaran sus panzas de casados, hablan el mismo código y se entienden, qué cuadro...
The Coto´s boy
El Coto donde hago las compras, se caracteriza por tener una verdura muy, pero muy chota, sin eufemismos, un tomate no es un tomate, es un envase rojo con sabor a nada, y las frutas son una lágrima. Además, se destacan por no tener cosas básicas, un día no tienen cebolla ¡¿cómo no van a tener cebolla?!, y si querés albahaca, rúcula o algo un tantito sofisticado, olvidate, sólo días excepcionales. Encima tienen el tupé de discriminar la verdura!, tenés calazaba común y calabaza "premium", cebolla a granel y cebolla "premium", lo mismo pasa con las papas y no sé qué otra porquería más, lo peor es que la única diferencia es que viene en una bolsita de red, por la cual ni siquiera podés ver qué estás llevando, pero te la cobran más cara, eso sí.
Bueno, esta semana mientras hacía unas compras en el Coto, no tenía ganas de irme hasta la verdulería y cometí el error de darle una oportunidad a esa sección nefasta, a ver si alguna vez me sorprendían. Esta vez había cebolla. Agarro mi bolsa contenta y voy dispuesta a agarrar unas cuantas, cuando miro de cerca, eran las cebollas más feas que había visto en mi vida, amarillentas, con la cáscara toda arrugada, y le revoloteaban moscas por encima.
Me acerco a la caja y le pregunto al chico que pesaba: "¿Por qué traen esas cebollas tan malas?"
Pibe: "por qué lo decís"
Yo:"¡¿Hace falta que te explique?!, están feas, se nota que son de esas que las cortás y están podridas adentro"
Pibe: "No, para nada, traeme una y la cortamos, vas a ver"
Yo: "Ja!, no, la verdad que no tengo tiempo para hacer esa pavada, yo me doy cuenta solita si la cebolla está mala"
¿¿Pero se piensan que una come vidrio?? digo, no hace falta ser Einstein para darse cuenta, cuando salta a la vista que están todas podridas!!
Me fui refunfuñando.
El tachero (para variar)
Fuimos con mi mamá a la Feria de las Naciones, un mar de gente, mucho viejerío porque los jubilados entraban gratis. A la salida, hora pico, caluroso, un caos de tránsito por donde se lo mire.
Saliendo del Centro Municipal de Exposiciones hay una callecita con una senda peatonal muy clara, por la que todos los que salimos tenemos que cruzar. Pero obviamente no hay semáforo, y como siempre, los automovilistas hacen lo que se les da la gana. Con los autos parados sobre la senda, le digo a mi mamá "crucemos, nosotros tenemos prioridad y éstos están mal parados", un auto frena y me deja pasar, sigo caminando, y aparece un taxi que frena a dos centímetros de mis pies. Mi mamá en una escena muy graciosa, le pega con la cartera al capó del taxi y el tachero reacciona insultándola a ella. Yo, sacada y con la vena hinchada porque casi me pisa, no me pide disculpas y encima la insulta a mi vieja....le empiezo a decir de todo. Y el tipo no me miraba, la miraba a mi mamá y le decía "¿por qué me golpeó el auto señora, ta' loca?". Ah! para qué, la vena se me hinchó aún más y me acerqué al tipo diciéndole "ey, te estoy hablando estúpido, no te das cuenta que me tiraste el auto encima, no ves que hay gente que está intentado cruzar infeliz!. El muy tarado no tenía los huevos para mirarme, y encima le daba la cara para insultarla a mi mamá que apenas le cartereó el auto inmundo ese!
Me fui haciéndole recordar lo pequeño de su miembro, al tiempo que unas señoras me miraban con la boca abierta. Supongo que mi cara se habrá desfigurado de la bronca; en ese momento no era Petit. Mientras tanto, los muchachos de STO (Sistema de tránsito ordenado) se tomaban unas gaseosas y se reían juntos a dos metros de ahí.
En fin, la conclusión es que todavía hay unos cuantos trogloditas que se piensan que las mujeres somos boludas y sólo somos útiles en la cama y en la cocina. Triste...